
Algunos de los pacientes que acueden a consulta se autodiagnostican un trastorno de depresión o de ansiedad, según han leido, les han comentado en su entorno o les parece por cómo se sienten (y no andan muy desacertados).
Por lo general, se basan en síntomas que presentan, aunque al realizar la evaluación en consulta, no siempre presentan “el trastorno” que se han autodiagnosticado.
Un motivo de consulta bastante frecuente, es la depresión y ansiedad. Muchos pacientes afirman en la primera sesión que tienen depresión, cuando, tras realizar una evaluación durante las primeras consultas, valoramos que es principalmente un estado de ansiedad lo que está interfiriendo en su equilibrio psicológico de manera significativa, incluso llegan con un abanico ampio de síntomas y un gran malestar.
Si bien es cierto que, cuando se acude al psicólogo, la persona lleva padeciendo ansiedad durante largo tiempo (años incluso), llegando a resultar algo desesperante (ya se ha hecho todo lo que se conoce para poder estar bien y, tras todo esto continúa esa sensación de que algo malo va a suceder, o esos síntomas que no se solucionan tras haber ido al médico…), y pedimos ayuda.
Pues bien, cuando acuden con un “autodiagnóstico” de depresión y también angustia o ansiedad, una cuestión que planteo ante ese estado de desesperación es ¿cómo te sentirías si tu ansiedad desapareciera?
Por lo general, la respuesta suele ser “muy bien”, “sería feliz”, etcétera. Lo que apunta a que ese estado de desesperación, desánimo y tristeza, desaparecería. Conclusión: hay síntomas depresivos, pero no un trastorno como tal.
Una manera de sondear si tengo ansiedad es observar la manera en la que pienso: cuando aparecen muchos “y si…”, anticipo demasiadas situaciones como algo amenazante, horrible en caso de que suceda, además estos pensamientos están presentes la mayor parte del día, desde hace ya tiempo y generan un estado de tensión que, aunque puedo seguir con mi vida, ya empiezan a generar síntomas (afectan a mi sueño, a mi estado de humor, molestias estomacales, constante presión en el pecho o la garganta, etcétera).
Cuando , en cambio, observo que mis pensamientos están más enfocados en un concepto negativo de uno/a miso/a, del entorno y el futuro, lo más probable es que apunte a una depresión.
Cada caso es único y la persona está sometida a diferentes condiciones y estresores, además, ha aprendido a interpretar el mundo que les rodea de una manera concreta, por lo que la intervención, basada siempre en técnicas basadas en una metodología empírica y científica, será adaptada a cada paciente.
Es importante acudir a un psicólogo experto en ansiedad y depresión para que pueda evaluar tu caso y así, de ser necesario, comenzar un tratamiento psicológico para poder recuperar tu salud psicológica y bienestar.
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